Hace poco más de tres horas que Nuestra Señora del Rosario ponía punto final a su Solemne Procesión por las calles del Barrio del Arenal, cuando nuestro cuerpo empieza a asimilar el acto de cariño y amor con el que los hermanos de Las Aguas se han entregado a su Titular letífica.
A las 18,30 horas, se abría el esperado portalón de nuestro Santo Templo, con medio año de retraso, por el infortunio de la frustrada Estación de Penitencia grabada en la memoria. Un recuerdo nada comparable al brillante día de hoy, que nos ha servido para quitarnos esa espina que aún llagaba en nuestro interior, como un cicatrizante realizado a la medida de cada corazón de los hermanos de Las Aguas.
Sonaba la Marcha Real, con la festividad de la Hispanidad latente en el caprichoso calendario, y echaba a andar una sublime tarde que será recordada por todos los devotos del Rosario, llevada sobre la parihuela de la generosidad que nos muestran cada año nuestros hermanos de la Estrella de Valencina de la Concepción y el buen hacer de la cuadrilla de María Santísima de Guadalupe, bajo el mando de su capataz, Don Francisco Javier Díaz Espinosa.
Reconocido esfuerzo del equipo de Diputación Mayor de Gobierno para minorar los efectos en el tráfico del paso de la cofradía, sin perder el andar majestuoso y alegre de la procesión, gracias la constancia de su máximo responsable, Don Adolfo de los Santos Guerrero y las órdenes de la mismísima experiencia encarnada en la persona del Fiscal de Paso, Don Rafael Eugenio Bescansa Martínez, quien puso de manifiesto su profundo conocimiento de cofradías y su cariño incondicional a la Hermandad.
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Especialmente destacable ha sido el paso de Nuestra Señora por las Capillas vecinas de la collación, la calle Gamazo o el regreso por Harinas, un trozo de barrio que tampoco escapa de la protección de su manto. No obstante, el recorrido de este año aún nos deparaba el momento de mayor intensidad y emoción. Treinta años mas tarde la Virgen volvía a pasar por la calle San Diego, en donde, como imagen retrospectiva en el tiempo, la imagen de Nuestra Señora del Rosario se proyectaba en la fachada encalada de una calle engalanada por el afecto y devoción de sus vecinas, mientras la voz templada del capataz rompía las notas con las que el maestro Joaquín Turina quisiera poner música a la devoción doliente de un pueblo, reproducidas en la obra "Margot".
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Siglos de compromiso de la collación del Arenal con la devoción del Santo Rosario han quedado renovados, un año mas, gracias al esfuerzo, el cariño y el compromiso de los Hermanos de Las Aguas con su Titular gloriosa, que siempre defenderán, con ahínco, el amor de un barrio a la Santísima Virgen María.